En esta entrada quiero exponer las principales características del acoso laboral o mobbing, a través de experiencias directas que me transmiten los diferentes clientes como víctimas de mobbing, independientemente de si experimentan el acoso laboral dentro de una relación funcionarial, o como trabajadores por cuenta ajena para empresas privadas.
El nexo común que, de inicio, se aprecia en todas las personas que atraviesan esta situación, es el miedo a dar el paso de denunciar o poner de manifiesto de alguna forma la vivencia (a través de sindicato, inspección laboral, consultar con abogados, iniciar el procedimiento judicial, etc). En este caso, es importante aprovechar el tiempo de duda para iniciar al menos el asesoramiento e ir recopilando las pruebas que, en un futuro, serán claves y determinantes del curso de los acontecimientos.
Aún en el caso de que se decida no iniciar un procedimiento judicial, en un futuro el cliente puede exponerse a un despido o retroceso en las condiciones laborales, a una negativa médica a continuar prorrogando la baja laboral o a ser blanco de demanda o querella. Las pruebas recopiladas e informes realizados ayudarán sin duda a hacer frente a estas nuevas situaciones que en inicio no se contemplaban (bien para procedimientos penales inesperados que surjan, bien para otros sociales o contenciosos, habituales en estas situaciones).
En estos casos, la actuación suele basarse en realizar sesiones de asesoramiento e incluso intervención y seguimiento y, una vez tomada la decisión de interponer una querella o denuncia, recomiendo a los clientes los mejores bufetes de abogados con los que trabajo, profesionales especializados y experimentados en estos procedimientos en todo el territorio nacional.
Otra de las características que me manifiestan los clientes frecuentemente es la sensación de soledad y aislamiento laboral a la que se sienten sometidos, planteándose en ocasiones si quizás pueda haber realmente algo extraño en su personalidad que provoca el caos en el que se ven envueltos, si pueden ser impresiones o si todo se considerará finalmente un simple conflicto entre partes.
Es frecuente que esta soledad se utilice judicialmente por el acosador para alegar falta de testigos suficientes y que se extienda al contexto familiar pues, quien experimenta esta situación, tiene una necesidad continua de hablar sobre el problema, tiene pensamiento rumiativo, persistente, diario sobre los hechos, anticipa situaciones cuando se acercan días de incorporación que le suponen un intenso malestar, evita determinadas situaciones, y esto afecta a su vida familiar, personal y social.
El miedo al futuro es otra de las características comunes. Miedo a perder el empleo, miedo a tener problemas en un nuevo empleo, inseguridad generalizada y momentos de energía y empoderamiento alternados con otros de desánimo y de dificultad para analizar la situación con perspectiva y positivismo. En los casos más graves, una situación prolongada en el tiempo puede suponer verdaderos cambios en la personalidad de la víctima y sintomatología crónica.
Las pruebas disponibles y los instrumentos utilizados para realizar la evaluación ayudarán a esclarecer inicialmente la situación y a plantear estrategias.
Mi mejor consejo para todas las personas que atraviesan una situación similar es iniciar con tiempo los trámites de asesoramiento, llevar a cabo el seguimiento psicológico forense con suficiente antelación y de forma prolongada en el tiempo, para dejar testimonio en el informe pericial de la persistencia y heterogeneidad de las estrategias utilizadas por los acosadores de forma prolongada en el tiempo, analizar y tener testimonio de primera mano de las vivencias que van ocurriendo y de los altibajos de la víctima coincidentes con las mismas, y poder demostrar la intencionalidad del acosador, requisitos contemplados en la Ley para hablar de mobbing.
En ocasiones los letrados anticipan en la presentación de la querella la realización de una prueba pericial psicológica (para la que se dedica el tiempo necesario para garantizar la fiabilidad y validez de la misma), y en otras se presentan conjuntamente, si el seguimiento psicológico forense se venía realizando con anterioridad.
En mi experiencia como psicóloga forense, para estos procedimientos y en concreto para los que entrañan especial dificultad, realizo seguimientos que incluso vienen superando el año (presentando periciales y posteriores actualizaciones o nuevos informes), y en otros casos el seguimiento puede ser de 4 ó 5 meses, salvo urgencias.
Contratar los servicios de los mejores profesionales y con experiencia en este campo es esencial para garantizar el curso de los acontecimientos, pues no sólo el presente sino el futuro de la víctima depende del planteamiento profesional del caso.
En Barba León somos expertos en la peritación psicológica del acoso laboral. Contacte con nosotros si necesita ayuda.