Como ya anticipábamos en anteriores entradas, nos parece interesante explicar hoy las consecuencias del síndrome de alienación parental (SAP) en los menores, para contribuir a la toma de conciencia en aquellos casos en los que, de manera intencionada o no, se esté dificultando el contacto de los hijos con el otro progenitor.
En un proceso de separación o divorcio, no necesariamente tienen que darse consecuencias negativas en los hijos, más allá de los síntomas adaptativos a la nueva situación. El ajuste de los menores va a depender de la capacidad de entendimiento de los progenitores, de su responsabilidad y del esfuerzo por evitar el conflicto.
En general, los menores suelen adaptarse bien a distintas situaciones, a los horarios de visitas establecidos, si todo se lleva a cabo desde el buen hacer. No existen demasiados estudios sobre las consecuencias del síndrome de alienación parental, pero sí podemos observar continuamente que, en un contexto de manipulación, la rutina que establezcan se basará en situaciones de odio, temor, peligro y frustración, lo que puede provocarles un gran desgaste emocional y afectación de sus distintas áreas de desarrollo. Un síntoma observable en el menor víctima de SAP, es la ansiedad general y miedo a la separación ante el progenitor alineado, por lo que, probablemente, se podrán observar alteraciones en el mismo en el control de esfínteres, patrones de sueño y alimentación, conductas regresivas, alteración a nivel escolar y social, menor empatía, menor control de impulsos, alteración del autoconcepto y de la autoestima; en definitiva, menor inteligencia emocional tanto en el presente como en su vida adulta. El progenitor alienador suele usar estos síntomas como clara prueba de la maldad del otro con su hijo, de la influencia negativa que suponen las estancias con el mismo.
Es crucial que los padres centren sus esfuerzos en ayudar a sus hijos a ser felices, más que a ser víctimas de su propio conflicto, y deben evitar pasar gran parte de sus vidas continuando la polémica por la que tanto sufrieron durante la vida matrimonial, marcando a los menores para siempre.
Fuente: JM. Aguilar, S.A.P